No podemos ni queremos a ocultar que nos alegra el desenlace de las elecciones en Estados Unidos. La dupla demócrata de Joe Biden con Kamala Harris ganó las elecciones y las expectativas pueden ser discutibles, pero lo más claro es que llegó a su fin la era de desquicio en que Donald Trump convirtió su paso por la Casa Blanca.
Fueron casi cuatro días de "noche electoral" y de cálculos matemáticos que permitieron, en la mañana del sábado, a los grandes medios estadounidenses sumar las cifras de cada estado para atreverse a llamar "winner" al exvicepresidente de casi 78 años (el mayor en tomar el poder en la historia de ese país) y "loser" al magnate que en ese preciso momento jugaba al golf.
Medio Estados Unidos respiró aliviado y muchos más fuera de allí. Escuchamos entonces la promesa de reconciliación de Biden y el mensaje de mujer empoderada de Harris, mientras Trump niega su derrota como ha negado también el cambio climático o la gravedad del coronavirus. La comunidad internacional felicitó en masa al próximo presidente de la potencia americana y solo algunos gobernantes se guardaron la carta, como Andrés Manuel López Obrador desde el país vecino del sur.
Ahora vienen las preguntas sobre cómo será esta fase de transición con un presidente saliente que insiste en quejarse de un supuesto fraude, aunque no se lo creen ni las figuras prominentes del Partido Republicano. Cunden las expectativas por un plan urgente de Biden para enderezar algunas acciones de Trump y abunda la curiosidad mundial por los próximos pasos multilaterales, después de un cuatrienio en que Washington pateó los tableros y renunció a grandes tareas de afectación global, como el cambio climático. Y, claro, cada gobierno estará sopesando cuán bueno o malo es para sí el viraje que se viene en Estados Unidos.
Con el internacionalista Carlos Cascante y con la politóloga costarricense Tatiana Benavides en Atlanta (capital del estado Georgia que tiene en sus manos inclinar la balanza en el Senado), hacemos una lectura obligatoria posterior al desenlace electoral, con un esfuerzo por verlo también desde nuestras circunstancias costarricenses.