Las réplicas de la pandemia lo abarcan todo, incluyendo algunas posibles repercusiones en las que no hemos puesto el foco. Una de ellas será la economía del futuro lejano, ese que llegará cuando se supone habrá madurado la pensión de quienes ahora están en la primera mitad de su vida laboral o, más pronto aún, cuando llegue el momento de descanso para el grueso la fuerza laboral actual.
La materialización de la esperanza de una pensión digna estará determinada por las tendencias de la economía inmediata, por supuesto, pero también por las reformas que sepamos hacer a nuestro sistema de pensiones, a la manera en que salgamos de la crisis de empleo y a las transformaciones del concepto "trabajo" en el futuro, aunque también a la curva demográfica que ya representaba un desafío antes de este año tan complicado.
Y por supuesto, ese escenario dependerá también de lo que pase con la epidemia del coronavirus que ya ha alcanzado a una de cada 70 personas en Costa Rica, así como lo que suceda con el incendio financiero que el Gobierno intenta aplacar vía un acuerdo con el FMI y la serie de medidas dolorosas que implicaría.
Conviene iniciar la semana con una mirada de esas amplias como la que nos puede ofrecer el profesor Luis Rosero-Bixbi, experimentado economista, máster en salud pública y doctor en estudios de población.