Joe Biden, un demócrata moderado de 77 años y Kamala Harris una senadora californiana descendiente de inmigrantes de orígenes indio y jamaiquino de 55 años y una energía envidiable, son ahora, oficialmente tras la convención de esta semana, la dupla con la que el Partido Demócrata intentará desalojar a Donald Trump y Mike Pence de la Casa Blanca.
Será una jornada electoral histórica por donde se le mire. De hecho, la convención misma ya lo fue, porque se convirtió en el primer gran evento de política electoral virtual en plena pandemia que derribó todas las incógnitas y escepticismos de aquellos que no alcanzaban a dimensionar cómo podría ser un cónclave en un majestuoso escenario, como es costumbre en la política estadounidense, pero sin militantes ni partidarios.
Pero mucho más allá de las formas, que por supuesto intentarán superar los republicanos en su encuentro la semana próxima, lo cierto es que la elección será tremendamente relevante para el mundo.
Los demócratas en la encrucijada así lo leen. Intentarán allegar –como dijo Hillary Clinton- los votos de los colegios electorales que les faltaron en 2016 para intentar recuperar el poder venido a menos de los Estados Unidos, por varias razones, pero particularmente por el peculiar estilo del actual mandatario.
Y por ello, el expresidente Obama –aclamado junto a su esposa- como los mejores oradores de la arena política de la nación, fue especialmente duro al destacar que Donald perdió la invaluable oportunidad de asumirse como el líder porque nunca comprendió el tamaño de la responsabilidad y el honor que se le confirió al entregársele la presidencia.
Según Obama su exvicepresidente y amigo cercano, tiene lo necesario para levantar a Estados Unidos de la catástrofe que vive, como la primera nación del mundo en casos de contagios (5,574,317) y muertes (173,717) por coronavirus; así como un 10,2% de desempleo.
Por otro lado, la elección también será histórica, porque si los demócratas logran recuperar la Casa Blanca, Kamala Harris podría convertirse a la vuelta del próximo torneo en la primera mujer presidenta de los Estados Unidos, dado que Biden ya anticipó que no se presentaría a un segundo mandato. Todo está en juego. Y para Trump será eso: todo a nada. De modo que la puja electoral será imperdible. Conversamos con Guillermo Barquero, politólogo especialista en la escena estadounidense.