La sorpresiva decisión de la Municipalidad de Cartago de abandonar la poderosa Unión Nacional de Gobiernos Locales UNGL plantea válidas inquietudes para intentar comprender si, a partir de este caso, podrían generarse en el mundo post pandemia reconfiguraciones de organización y funcionamiento de instituciones multilaterales de manejo de intereses sectoriales, algunos de los cuales acusan de obsolescencia y pérdida de credibilidad; tal el caso de los sindicatos. En otras palabras, ¿es este un caso aislado? O más bien ¿podríamos estar en presencia de reconfiguraciones en gestación, no solo en la esfera de la gobernanza local, sino también en otros ámbitos sectoriales del país y mucho más allá, del mismo multilateralismo internacional?
La inquietud viene a colación porque el alcalde de Cartago, un hombre ducho en lides políticas y en el funcionamiento de la cosa pública, aseguró que la decisión de su Concejo Municipal de abandonar la UNGL es producto de la necesaria racionalización de los gastos. Solo la membresía para el próximo año, explicó sería de 35 millones de colones; y en el último quinquenio los cartagos erogaron 276 millones por pertenecer al “team” municipalista.
Una razón de esa naturaleza podría no ser suficiente para dejar el grupo, aunque en términos políticamente correctos sería una argumentación elegante –por llamarla de algún modo- para repensar membresías y afiliaciones a grupos empresariales, organizaciones sindicales y hasta organismos internacionales.
Aunque, por otra parte, teniendo en cuenta la incuestionable mayoría de alcaldes liberacionistas en la Unión, y considerando el poder político específico de Redondo, podría preferir desprenderse de esa organización para darle un aire propio y continuar remando con la Asociación Nacional de Alcaldías e Intendencias ANAI y el mismo Instituto de Fomento y Asesoría Municipal, IFAM.
Lo cierto es que vale la pena entender la decisión del gobierno de la vieja metrópoli en su especificidad para ver el árbol e intentar divisar el bosque, ahora que no pocas entidades grandes, pequeñas, con más o con menos poder, sufren los embates de la fragmentación o de la imposibilidad de cumplir con sus cuotas de pertenencia, aunque a decir de la misma UNGL mientras una se fue, otras seis se integraron en los últimos ocho meses, con lo cual, al parecer dan por cerrado el capítulo brumoso.
Conversamos en Hablando Claro con el alcalde Mario Redondo. Queremos entender cómo se plantea la modernización del gobierno local cartaginés quien ya fue diputado dos veces, presidente del Congreso y miembro de dos comisiones gubernamentales de reforma del estado.