La Fiscalía General de la República abrió este martes una nueva investigación contra el presidente Carlos Alvarado, esta vez por el viaje en helicóptero a un hotel de playa el fin de semana pasado para pasar un descanso que, de poco le habrá servido.
Con una pandemia activa, las economías marchitas y un deterioro social tomando impulso, ahora nos aprestamos a un escándalo que mina aún más el margen político del mandatario y que coloca de nuevo los focos en las acciones de la fiscal Emilia Navas, sin que el caso UPAD esté ni cerca de resolverse.
Son las circunstancias modernas de la política que hemos construido, que sin duda amenazan la legitimidad del sistema más allá de la imagen de un jerarca público en particular. Ahí tenemos también a los magistrados en deuda, a los diputados en su laberinto y a la Defensora aferrada con uñas y dientes a un cargo que suma hostilidades en contra.
Pero es lo que tenemos y con eso, se supone, deberíamos enfrentar los problemas urgentes e importantes en lugar de crear nuevos, pero la realidad política sigue el curso que le vayamos permitiendo, prioridades aparte, y ya vendrá después el momento de las facturas o el llanto.
Ampliar el lente a otros países puede ser ilustrativo. Nos ayuda a dimensionar y a identificar el rumbo que llevamos, no importa si el referente es una democracia consolidada a la que le van quitando ladrillos o un Estado fallido de décadas; que de todo tenemos muy cerca.
Justamente por eso es un imperativo mirar también los acontecimientos internacionales en estos tiempos en que todo se contagia tan rápido como el virus más invisible. Mirar, por ejemplo, la escogencia en Estados Unidos de la senadora afro e indio descendiente Kamala Harris como compañera de la fórmula demócrata que encabeza Joe Biden contra Donald Trump para las elecciones de noviembre. Mucho hay que observar y la mirada analítica del periodista Eduardo Ulibarri nos abre el lente.