En abril, un mes después de la declaratoria de emergencia nacional, las autoridades sanitarias confirmaron el primer caso de Covid 19 en una cuartería capitalina. Hoy, en palabras del director de la Policía Municipal de San José “esto es imparable”. Las estimaciones que maneja dan cuenta de unos 300 casos en unas 15 cuarterías que están con cierre sanitario. Pero también hay cada día algún caso de contagio en habitantes de calle.
Es la cara de la pobreza, la exclusión y la desigualdad a la que usualmente volteamos la mirada, pero que en estos últimos días la realidad nos ha puesto de frente. También es la cara de un negocio ilegal muy lucrativo del que derivan millonarios dividendos no sabemos quiénes. ¿Lo sabrán las autoridades?
Dependiendo de lo precaria que sea la condición del alojamiento, una noche en cuartería josefina oscila entre mil y cinco mil colones. Hay cuarterías de 15 seres humanos, pero las hay hasta de 60, durmiendo y medio aseándose en condiciones insalubres, precarias; sin mínimos servicios básicos; lo cual obviamente no le importa a quienes solo cobran por día; aunque eso nos podría hacer pensar que la cuartería es un lugar de paso, cuando para muchos no lo es. De hecho, hay familias enteras que residen en esos sitios por años y años. Simplemente porque no tienen otro sitio donde vivir.
Quienes habitan allí son operarios de la construcción, servidoras domésticas, informales, desempleados y por supuesto personas con problemas de adicción. Hay entre ellos adultos mayores, personas con discapacidad, migrantes y nacionales, sí, muchos nacionales.
Lo cierto es que si vivir hacinados unas horas cada día en tiempos de paz es algo difícil de imaginar para quienes tenemos un techo propio, no hay forma de ponerse en los zapatos de esas personas viviendo ahora encerradas 24/7 con una orden sanitaria por dos semanas completas. Y aunque algunos privilegiados tienen acceso a un televisor con señal abierta, la mayoría no tienen absolutamente ninguna forma de pasar las eternas horas de la reclusión.
¿Cómo resuelven las autoridades la logística de esta compleja convivencia? ¿Quiénes son los responsables adentro? ¿Por qué es imposible cerrarlas como algunos quisieran?
Solo en San José, unas 15 mil personas viven en 400 cuarterías; y tres mil más están en condición de calle. El problema social sin embargo es mucho mayor, pues el Censo Nacional del 2011 reflejó 5,500 cuarterías en todo el país. En Hablando Claro conversamos con el politólogo Marcelo Solano, director de la Policía Municipal y el activista Mauricio Villalobos de Chepe se baña.
