En términos sanitarios la policía también tiene que defendernos de nosotros mismos. Este fin de semana, a pesar de las restricciones severas impuestas el viernes por el significativo aumento de casos, la policía tuvo que intervenir en un quince años en el territorio naranja de Alajuelita donde estaban congregadas más de 60 personas y también en otra fiesta en un sector de La Carpio donde al ser sorprendidos, 4 costarricenses y un extranjero la emprendieron contra los oficiales.
Pero no nos engañemos. En muchos otros sitios donde no hay acceso policial o donde simplemente no se denuncia el comportamiento de asistencia en grupos a ranchos o salones de encuentro en condominios o fincas, también se mezclan múltiples burbujas sociales burlando, no las recomendaciones, sino la realidad misma del comportamiento incremental del virus, que en las últimas 48 horas (viernes-domingo) dejó 274 casos nuevos.
“No es que covid-19 sea un invitado, llega solo y provoca muchas personas infectadas” suplicó una vez más el Ministro de Salud. Los contagios no mienten. Del té de canastilla en Pavas los infectados confirmados pasaron de 11 a 15 y hay aún 8 sospechosos más. Por eso el Dr. Daniel Salas dice que un contagiado en una fiesta es como un terremoto con capacidad de réplicas. Y claro que se pueden establecer sanciones pecuniarias y hasta detenciones, pero antes que seguir este absurdo juego de gato y ratón, lo ideal sería que aceptáramos que no podemos celebrar aún fiestas grupales. Y, por supuesto, que nos quitemos de la cabeza la idea evasiva de que el Covid19 es un problema de otros.
El mapa lo evidencia con claridad. Y muestra significativos avances de transmisión local en populosos cantones de la GAM como Desamparados (ya muy cerca de 100 casos) o Alajuelita con 75 lo que supera en mucho los 59 de Upala y los 55 de Los Chiles, por citar solo dos cantones vulnerables de la franja norte.
Lo cierto es que acumulamos 2,213 casos con 26 internados (el doble de hace apenas una semana) y 4 pacientes en cuidados intensivos. Y el esfuerzo denonado de las autoridades sigue siendo evitar la transmisión comunitaria ampliada.
Las curvas se elevan, tanto como la necesidad de reactivar comercios y otras actividades económicas neurálgicas; lo cual depende, de que seamos disciplinados y no necesitemos policías cuidando nuestras conductas displicentes. En Hablando Claro hacemos repaso de coyuntura pandémica con el Dr. Álvaro Avilés Montoya, Jefe de Infectología del Hospital México.