Hacemos frente a una segunda ola de la pandemia de Covid19; la curva ha vuelto a subir hasta 1.375 casos y existe un peligro real de transmisión comunitaria en la zona norte. La Organización Panamericana de la Salud señaló este martes su preocupación por lo que ahí ocurre. Cierto es también que la tasa de letalidad de 0,8% se la desearía casi cualquier país del continente. Además solo tenemos cuatro pacientes graves en cuidados intensivos. Y llevamos dos semanas sin sumar un solo contagio en 32 de los 82 cantones del país. En tanto, otros 18 cantones solo registran un enfermo de Covid19 en este período.
Podemos ver el vaso medio lleno o medio vacío, claro, pero lo que no debemos es caer en los extremos: ni entrar en pánico ni pensar que nada pasa. Los datos sirven para dimensionar la emergencia y expresar lo que la ciencia va pudiendo identificar sobre el nuevo coronavirus que ha vuelto al mundo al revés.
Ahora nuestros hospitales están mejor preparados que hace tres meses, cuando se registró el primer caso en el país. Hemos aprendido a cuidarnos mejor o a convivir con el riesgo de contagio, que además no es el único. Hemos ganado tiempo sin que la emergencia sanitaria se salga de control, gracias sobre todo a las cosas que hicimos en el pasado, pero también a las decisiones y acciones adoptadas con sentido de oportunidad.
Desde la mirada de la infectología, hay motivos para no hundirse en el miedo y para tomar las prevenciones propias según nuestras circunstancias. “Autogestión del riesgo”, le llaman, al margen de lo que el Ministerio de Salud permita o prohíba. Lo explica con más detalle y amplitud la doctora María Luisa Ávila, desde sus conocimientos como infectóloga y sus experiencias en el Hospital de Niños y como Ministra de Salud.