“Nicaragua es el único país donde el tipo de transmisión de COVID-19 aún es indeterminado. Nuestra preocupación sigue en pie porque el distanciamiento social no se respeta y se mantiene un llamamiento a eventos masivos”, dijo este martes el representante de la Organización Panamericana de la Salud.
Esto es de lo más diplomático que puede decirse sobre el manejo sanitario en el país vecino, donde exministros de Salud hablan de un riesgo extremo de toda la población.
Hay noticias que apuntan al ocultamiento de decenas de hospitalizaciones y muertes que deberían poder atribuirse al coronavirus si el gobierno de Daniel Ortega tuviera algún gramo de sensatez. El conteo oficial dice que solo hay 16 contagios confirmados y otros casos son “neumonía”, pero no lo cree así la comunidad internacional y organizaciones locales.
La situación da para preocuparnos por la población nicaragüense, claro, pero tampoco podemos negar que suma tensión por el efecto que puede tener sobre el manejo de la pandemia en nuestro país. Por más cierre de fronteras, por más vigilancia policía y por más requisitos para transportistas, el riesgo existe.
Se trata de salud, claro, pero el contexto político lo determina todo, como veremos con las invitadas Elvira Cuadra (socióloga) y Ana Quirós (salubristas), ambas nicaragüenses radicadas en Costa Rica después del estallido de la crisis del 2018.