La actualidad no da posibilidad ni de calentar. Lo puede atestiguar el nuevo ministro de la Presidencia, Marcelo Prieto, al asumir sus funciones el 1º de mayo y entrar de lleno a la baraja de asuntos que condicionan el curso del gobierno, casi todos complicados, urgentes e importantes.
Es, sin embargo, la “guerra avisada” para cualquier político que entra a la primera línea del poder en este país, más aún en estos tiempos de emergencia sanitaria y de una economía que intenta evitar ser arrastrada por su propio impulso y por las dinámicas internacionales poco prometedoras.
Es el terreno de acción para un Gobierno que procura, al mismo tiempo, evitar el descalabro social del desempleo y la pobreza, aunque los primeros reportes ya nos dan a probar el ácido.
Todo en medio de un paisaje de clamores legítimos y de un escenario político tan fragmentado como adaptable, a juzgar por los acontecido este 1º de mayo en el Congreso. El Gobierno tiene margen de acción y está por verse cómo lo aprovecha. Es el paisaje que ha recibido al ministro Prieto quien apenas se ha acomodado a la silla con su bagaje político particular y tareas que nos explicará en Hablando Claro.