Fotografía: Etienne Delorieux / Unsplash
Tras cuatro décadas de una apuesta de política de estado por convertir y consolidar al país como el paraíso de la biodiversidad, el deporte de aventura y la sostenibilidad, el sector cayó abruptamente con el inevitable cierre de fronteras que desde el 18 de marzo paralizó la actividad de hoteleros, transportistas, agencias emisoras y receptoras, operadores turísticos, guías, maleteros y una gran cantidad de encadenamientos asociados, como los artesanos.
Así, aquella perspectiva halagadora de crecimiento que se había planteado tras superar el año pasado los tres millones de arribos a suelo nacional quedó truncada. Tardaremos años en recuperar nuestra “industria sin chimeneas” como llamábamos en sus inicios a la pujante actividad del Pura Vida.
No tenemos siquiera idea de cuándo y cómo será el largo y tortuoso proceso de la recomposición. La Organización Mundial de Turismo proyecta para este año una caída de entre el 20% y el 30% de la actividad global, pero advierte que esas cifras solo son estimaciones iniciales, porque no se sabe a ciencia cierta a partir de cuándo podrá reactivarse el turismo en la nueva normalidad que el mundo debe encarar ahora. Por eso y porque obviamente no podemos esperar, el país apunta fuerte al turismo local.
La determinación del Instituto Costarricense de Turismo será para promover -cuando nos lo permita la autoridad sanitaria- los desplazamientos que nos lleven de vuelta a las playas, valles, montañas, volcanes y bosques en toda la extensión de la geografía nacional. Justo este martes, se anunció el despliegue de una “campaña publicitaria nacional sin precedentes y con acciones dirigidas a reducir los precios para el consumidor final”. Una gestión agresiva en la que por primera vez el ICT pondrá recursos para hacer sorteos, activaciones y premios para reducir precios que nos posibiliten conocer, pasear y disfrutar del país que tanto admiran quienes nos visitan desde fuera. Con María Amalia Revelo, la jerarca del sector, conversamos y conocemos la hoja de ruta para levantar la actividad turística a partir de un plan que ya están afinando entre sector público y privado.