Oficialmente pasamos nuestra primera ola pandémica. Y lo hicimos con buen suceso. Ahora veremos qué tal enfrentaremos la segunda. Y para hacerlo la reapertura será en extremo gradual. A partir del viernes primero de mayo tan solo al 25% o al 50% de capacidad vuelven a funcionar salones de belleza, gimnasios y otros establecimientos para la práctica de deportes sin contacto, escuelas de natación, cines, teatros y, para fines de semana además, estacionamientos y ventas de partes o accesorios para automotores y motocicletas.
¿Muy poco? Para algunos sí. Para otros apenas lo necesario para medir nuestra respuesta. ¿Y por qué? Porque caminamos sobre la cuerda floja del éxito parcial y si nos vemos en el espejo de Singapur podríamos resbalar en la trampa de lo alcanzado y perderíamos todo lo ganado.
Tanto, que de acuerdo con los modelos matemáticos elaborados, si se nos disparara una curva de contagios, a mediados de julio llegaríamos a tener 52,628 casos totales; lo que implicaría poco más de 32,000 activos que desbordarían en cuanto a hospitalizaciones nuestras capacidades instaladas.
Por el contrario, si cumplimos con disciplina, la proyección establece que duplicaríamos los casos actuales a mediados de julio (de 697 hoy a unos 1,200 o 1,300). Es decir, está claro que seguiremos creciendo en contagios. ¿La cuestión es cuánto?
Así que por ahora la flexibilización anunciada dejó insatisfacciones en las expectativas de quienes creyeron que habría más soltura; lo cual se verá en las sub siguientes revisiones de cada quincena. La próxima por ahí del 11 de mayo.
Hacemos balance de resultados, proyecciones tendencias y decisiones de las autoridades sanitarias con un profesional que conoce muy bien no solo los números, sino nuestro sistema de salud. El economista Pablo Sauma quien fue directivo de la Caja Costarricense del Seguro Social y miembro de la Comisión de Notables que en su día planteó las reformas necesarias para la sostenibilidad de nuestra seguridad social.