Estamos todos ocupados en la atención de nuestra nueva cotidiana existencia en torno al virus y además bastante seguros como costarricenses que vivimos en una democracia plena, en la que no hemos requerido de militares en las calles, ni toques de queda o estados de sitio para ir enfrentando este nuevo coronavirus, que no nos fijamos cómo esta pandemia está hincando a algunas democracias no tan plenas, ni tan robustas, a punto de ponerlas en franco entredicho.
Y cuando las democracias quedan al garete, por supuesto que los derechos humanos son víctimas de primer orden. Por eso el politólogo Kevin Casas afirma que entre las muchas consecuencias políticas que debemos observar en el planeta por esta emergencia, hay que impedir la caída de los sistemas democráticos. “En este trance oscuro, afirma, debemos combatir el virus como si la democracia no importara y proteger la democracia como si el virus no importara”.
El punto que nos plantea con esa frase tan sugestiva es si bien es cierto nadie cuestiona la necesidad de medidas temporales restrictivas de las libertades individuales, hay que vigilar que a los Trumps, Bukeles, Bolsonaros, Orbans y otros de su misma clase, para no se les vaya la mano y sigan la vía de la conculcación de garantías y derechos muy preciados, de modo que en algunas naciones se termine por naturalizar el control del espacio cívico.
De nuevo, lo que plantea el politólogo pareciera no conducirse con nosotros los costarricenses, pero no debemos descuidarnos. De hecho no faltaron por ahí las iniciativas de estado de sitio que fueron rápidamente abortadas; aunque también las fauces despiadadas de la xenofobia pueden asomar hasta en naciones de tradición de respeto a los derechos humanos como la nuestra.
Por eso, hay que defender los valores democráticos y por supuesto, reconocer que en nuestra región, las democracias con mayor capacidad de gestión estatal como Chile, Uruguay y Costa Rica tienen mejores posibilidades de ganar la batalla. No solo la del Covid-19, sino también la del virus autoritario que anda suelto pretendiendo hincar democracias vulnerables. Una conversación didáctica con Kevin Casas, secretario general del Instituto Internacional para la Democracia y la Asistencia Electoral (IDEA Internacional).
Fotografía: REUTERS/Adriano Machado