Con el llamado de atención del ministro Daniel Salas este lunes por la reactivación de actividades post confinamiento severo de Semana Santa, estallaron también las críticas y comentarios ácidos de quienes reaccionaron molestos por el “relajamiento” de las medidas de aislamiento físico.
Pero por más que estemos de acuerdo con nuestras autoridades sanitarias, para lograr los objetivos de una más prolongada y mayoritaria reclusión, me temo que tendremos que hacer ajustes adicionales y por supuesto mayores auxilios que los que hasta ahora tenemos, como medidas de política pública para enfrentar con éxito todo lo que nos falta de esta crisis pandémica.
Dicho en sencillo, ¿cómo hacemos para que las personas (particularmente las madres) no abarroten los juzgados de pensiones alimenticias si urgen del dinero para alimentar a niñas, niños y adolescentes?
¿O cómo aseguramos los mecanismos de atención necesarios para que los damnificados no corran a las sedes bancarias, pensando que si lo hacen pueden obtener más rápido su FCL o su inscripción en un programa de ayuda social? ¿Cómo hacemos para que cientos de miles de asalariados del sector privado que no están en teletrabajo porque sus empresas simplemente no creen en esa forma de jornal, ayuden en el esfuerzo nacional de enviar a sus colaboradores a teletrabajar pudiendo hacerlo?
Todo esto para decir, como lo plantea el Estado de la Nación, que no todos tenemos las mismas condiciones para #QuedarseEnCasa. Es pues una realidad incontestable que, aunque los responsables sanitarios del país hacen lo que les corresponde pidiéndonos observancia de la reclusión, mucha gente tiene (sí o sí) que salir de su casa.
Este es un dilema entonces en el que definitivamente va de un lado la disciplina de algunos que no quieren cumplir, pero sin duda también la imposibilidad de otros de hacerlo porque no tienen las condiciones mínimas para permanecer en el hogar.
Un dilema hoy, aquí y en muchas naciones del mundo. ¿Cómo lo encaramos para seguir ganando la larga batalla al Covid19? En Hablando Claro lo conversamos con la investigadora del Estado de la Nación Pamela Jiménez Fontana, con Juliana Martínez, experta en política social y con Montserrat Sagot, socióloga.