Un cambio (¿sustantivo?) en marcha. Que las tasas de interés de usura sean delito no es nuevo. Así está contemplado en nuestra legislación penal hace muchos años. El detalle es que eso es un canto a la bandera, porque nunca se estableció cuál era justamente la cifra a partir de la cual se tipificaba la condición de usurero.
Este jueves, después de un intrincado trámite que puso a prueba a los 9 diputados de la Comisión de Asuntos Hacendarios, por unanimidad se aprobó que el límite a las tasas de interés de las tarjetas de crédito sería (cuando se apruebe el proyecto y se convierta en ley) de 39%, en tanto que los microcréditos de hasta 675 mil colones tendrán un tope de 55%.
Será un cambio sustantivo en las reglas de juego actuales, porque tenemos tasas de interés elevadísimas dadas por los pocos emisores de tarjetas de crédito que tenemos y porque acaso (en realidad no lo sabemos a ciencia cierta, pero todo apunta a ello) los márgenes de utilidad de los bancos, pero también de otros actores que manejan el crédito de comercio, son abultadísimos.
Para determinar los topes que eventualmente tendrán las tasas de interés a partir de las cuales se definirá finalmente la usura, la Superintendencia de Entidades Financieras, SUGEF, participó con los diputados en la construcción del texto final aprobado.
Los legisladores celebran el avance de un proyecto largamente pretendido. Pero aún hay muchas interrogantes en lo que habrá de venir. ¿Habrá exclusión financiera que afecte a algunos ciudadanos? O, por el contrario, ¿se les podría salvar más bien de los ahogamientos por sobreendeudamiento que los tienen –como al país mismo- hincados por el pago de intereses?
Para conversar sobre la construcción por primera vez en el país de un acuerdo político para establecer tasas delictivas de usura, en #HablandoClaro nos citamos con los proponentes de la iniciativa, los diputados David Gourzong (PLN) y Welmer Ramos (PAC).