El enjambre sísmico que sacude a la dirigencia empresarial del país desde semanas atrás sufrió este miércoles un movimiento de elevada intensidad con la salida de Gonzalo Delgado de la Presidencia de la Unión de Cámaras. Y no es que haya sido sorpresa, tal vez es que se esperaba hasta la próxima semana. Pero, al igual que los sismos, los acontecimientos políticos no pueden predecirse...
Lo cierto es que la dimisión de Delgado -quien lideró a los empresarios durante el difícil proceso de la reforma fiscal del país- había caído en desgracia con varias de las cámaras afiliadas que le reclamaban mayor contundencia frente al Ejecutivo, sin que quede aún claro cómo podría contribuir y qué se pretendería lograr, con que los empresarios le golpeen la mesa al gobierno, por cierto en estado de suficiente debilidad como para no necesitar una daga más encima de la cabeza.
La prueba de que las cosas siguen mal y que acaso la renuncia de Delgado no resuelva el barullo empresarial (aunque tal vez lo aquiete un poco) es que la centenaria Cámara de Comercio no tardó ni dos horas en dejar claro que no se reincorporará a la UCCAEP. Es decir, que seguirá trabajando por su lado.
Por su parte, el ahora ex presidente Delgado dejó ver en un comunicado de prensa que había oposiciones que le minaron el espacio para que no siguiera adelante con la gestión de abrir espacios a las asociaciones y cámaras más pequeñas, por encima de las más poderosas que han controlado la cúpula empresarial del país. La cuestión es que mientras se decide el relevo (que ya se asoma por donde va) en Hablando Claro conversamos con el presidente interino de la Unión de Cámaras don Álvaro Sáenz a quien le toca mantener el barco a flote.
