Este martes 15 de octubre Ecuador amanece de nuevo con el precio subsidiado de los combustibles. El mismo precio barato que el gobierno de Lenín Moreno pretendió eliminar como parte de las medidas que le permitieron acceder a un multimillonario empréstito de salvamento del Fondo Monetario Internacional por 4,200 millones de dólares. Pero la conflagración social lo hizo tambalear y finalmente lo obligó a echar marcha atrás.
Aunque aún se respira humo y se observa destrucción, según dicen los mismos quiteños, las calles volvieron a la normalidad en la capital ecuatoriana desde la noche del domingo cuando se anunció el acuerdo entre el Ejecutivo y la poderosa Confederación de Nacionalidades Indígenas (Conaie). La decisión: derogar el repudiado decreto 883 y, en su lugar, nombrar una comisión que estudie medidas alternativas consensuadas para atajar la difícil situación de las finanzas públicas, pero también las polarizaciones del odio, es decir los problemas sociales y por supuesto, los factores geopolíticos en juego, incluyendo el factor Correa.
Al lado -aunque sin violencia- una crisis más entre los Poderes Legislativo y Ejecutivo por la estabilidad del Poder Constitucional, perdió protagonismo pero de ningún modo importancia: en Perú el enfrentamiento puso a prueba la capacidad de soporte de la institucionalidad democrática. El Congreso por segunda vez en la historia reciente fue disuelto por el Presidente Martín Vizcarra que se sostiene con el respaldo del ejército y de los ciudadanos, que ya expresan hartazgo por las perennes pugnas políticas intestinas y la rampante corrupción. Acerca de los andinos Ecuador y Perú conversamos con Carlos Murillo Zamora, relacionista internacional y experto en gobierno y políticas públicas.