Tan delicado es el trabajo de la Sala Constitucional que le corresponde dilucidar (sino todos) casi todos temas sociales, políticos, culturales y hasta económicos más complejos del momento. Por ejemplo; si la Corte Suprema de Justicia (a la que está adscrita) cometió un exceso indebido al auto eximirse del cumplimiento de algunos extremos de la Ley de Fortalecimiento de Finanzas Públicas. O, si los diputados pueden -como pretenden algunos de ellos- aprobar una suerte de limitante al matrimonio igualitario, a pesar de que ser cosa juzgada por la Corte Interamericana de Derechos Humanos y por ella misma.
Así es, la llamada Sala de la Libertad, cuyos 30 años de vigencia debemos celebrar todos los ciudadanos porque le dio vida a la letra de la Constitución Política y consecuentemente vigencia plena a los derechos y la dignidad de los habitantes, hace parte hoy de todas las decisiones sustantivas de nuestra convivencia social.
Pero esto no fue así siempre. Ya lo hemos señalado en estos días, pero vale la vale insistir. Entre 1889 y 1989, es decir en 100 años, la Corte de Justicia tan solo conoció 44 acciones de inconstitucionalidad. Mientras tanto, en las tres décadas de existencia de la Sala IV (1989-2019) se han votado 9,804 acciones. Con el Presidente de la Sala Constitucional Fernando Castillo conversamos en Hablando Claro.