Cuando hablamos de la debilidad estructural del Poder Ejecutivo, hablamos también del ensanchamiento del músculo de la Asamblea Legislativa, un poder diverso, desordenado, cambiante y pirotécnico como es. No es casualidad que buena parte de los proyectos en el actual periodo gubernamental tengan su génesis en la Asamblea Legislativa. El ejemplo más reciente: el proyecto que regula las huelgas en Costa Rica, impulsado por el diputado Benavides y aprobado en primer debate, pero pendiente de dos consultas que tramita la Sala Constitucional.
Aunque se aprobó con el voto de 40 diputados, hay enfoques distintos. Uno de ellos lo representa el diputado socialcristiano Pedro Muñoz, proponente de la polémica moción que suspendería el salario de quienes se vayan a huelga. El tema sigue vivo.
Casi en paralelo, Muñoz gestionó ante la Contraloría General de la República un criterio que a la postre anuló el acuerdo que había firmado la CCSS con sus sindicatos para poner fin a la huelga de agosto. Desde una línea ideológica clara y con un protagonismo calculado, Muñoz es una de las cabezas del PUSC en el Congreso, una de las bancadas más difíciles de predecir. Con él hacemos nuestro Hablando Claro.