El Estado de la Nación dio a conocer en las últimas horas su informe Estado de la Educación del 2018: un año dolorosamente atípico marcado por las secuelas que la larga huelga de tres meses dejó en las aulas.
Es parte del problema de nuestro sistema educativo. Siempre estamos en lo urgente, en lo coyuntural. Los problemas estructurales de la educación no están en el debate para potenciar y mejorar el valor público de nuestro sistema de adquisición de habilidades, destrezas, valores, conocimientos...
Veamos algo de lo que sucede en Preescolar y Primaria: tristísimo resulta constatar en este informe que aún cuando aumentó significativamente la matrícula en los dos niveles de preescolar, los pequeños antes de entrar a primer grado adquieren poquísimas capacidades de lenguaje.
Trístisimo también constatar que al terminar primaria, solo la mitad de los estudiantes han logrado desarrollar capacidades mínimas de comprensión lectora. Pero eso no debe sorprender: el 56 % de los docentes no cumplen con el perfil que determinó la reforma del plan de estudios de español que se aprobó cinco años atrás.
Peor aún, el 75 % de los educadores de esos niños están convencidos que leer es una obligación poca relacionada con gusto y placer y el 64 % de ellos no se sienten capacitados para enseñar. Por eso la probabilidad de éxito para enseñar nuestra lengua materna sólo es del 52 %.
¡Urgen cambios disruptivos e innovadores! Pero, ¿Cómo romper los círculos que mantienen nuestro sistema educativo público en estas condiciones? En un primer acercamiento al Sétimo Informe del Estado de la Educación conversamos sobre los hallazgos más relevantes en preescolar y primaria con Isabel Román, investigadora experimentada.