Fotografía: La Nación
Hace ya largas semanas un tufo que orienta el olfato de la descomposición de la atmósfera social empezó a circundar el ambiente de la pequeña y compleja aldea democrática que somos. De dónde -nos preguntamos- y más aun -¿cómo y por qué?- aparecen cada tanto unos ciudadanos antiisistemas determinados a romper nuestros pactos sociales. Esos que construimos a lo largo de empeñosas décadas, y que urgen ahora al golpe contra la institucionalidad y las vías de derecho, para imponer rutas de hecho, como si fuera posible arreglar algo haciendo tal cosa.
Este sábado un pequeño artefacto explosivo detonó en las instalaciones de Canal 7 en La Sabana. Y no es que la tal bomba fuera especialmente dañina. Es que la detonación logra incrementar la inquietud de que algo feo se cuece en el ambiente. Mientras las autoridades judiciales nos dan más detalles de los sucedido, el Presidente de la República y el Presidente del Congreso -por cierto de signos políticos distintos- condenaron severamente el hecho. Recordemos que cuando se conculcan los valores democráticas, la prensa es el primer frente a derrotar.
Mientras tanto, más allá de nuestras narices, Puerto Rico vive una crisis de semanas ya. Tras la obligada renuncia de su gobernador ahora se vive un impasse porque no hay un sucesor para que se ponga al frente de la compleja situación sociopolítica del estado -quebrado- libre asociado de los Estados Unidos de América. ¿Cuáles son los antecedentes de esta crísis? El análisis de la coyuntura política lo hacemos con Carlos Murillo, Relacionista Internacional y especialista en Políticas Públicas.