En condiciones de deterioro extremo de la salud ¿deberíamos tener el derecho a decidir el fin de nuestros días? Esta es una pregunta severa, profunda, que ha estado presente en las sociedades humanas desde siempre. Algunos conglomerados han alcanzado acuerdo sobre los derechos de los pacientes y la terminación de la vida. Pero son más aquellos que no han logrado mínimos necesarios para delimitar el fin de la existencia por voluntad propia. Y sobra decirlo: este es un tema muy muy polémico.
Países como Colombia, Holanda, Bélgica y Luxemburgo han aprobado la eutanasia. Suiza y varios estados de los Estados Unidos de América permiten el llamado "suicidio asistido" que no es sino una variable de eutanasia. En Costa Rica varias iniciativas de ley en el pasado y en el presente no han prosperado porque sólo poner el tema en el tapete, genera tanta controversia, que ni siquiera se avanza en el debate.
¿Qué tanto conculca los derechos de los pacientes y la libertad de conciencia que no se pueda decidir el fin de la propia vida? ¿Sería suficiente mejorar y universalizar los cuidados paliativos para que la eutanasia fuera definitivamente anulada del debate público? ¿Cuál es el momento "oportuno" para que una sociedad -un conjunto de individuos- definan si desean o no permitir la eutanasia o el suicidio asistido?
Aprovechamos la visita en el país del Dr. José Ramón Salcedo Hernández, médico y profesor del Departamento de Fundamentos del Orden Jurídico y Constitucional de la Facultad de Derecho de la Universidad de Murcia (España) para conversar en Hablando Claro de un tema apasionante y controversial como pocos.