¿Estará el frío en las cobijas? Si partimos de que en nuestro país las tasas de interés de las entidades crediticias (reguladas y no reguladas) son altísimas (sólo en tarjetas 7 de cada 10 cobran entre 40 y 50 % de interés anual) parece que tiene mucho sentido insistir -como actualmente plantean dos diputados- en la necesidad de fijar un tope único a la usura, de manera tal que se ponga límite a la "fiesta" de los prestadores de dinero y bienes de consumo.
Pero resulta que sólo eso no resolvería los problemas de estrangulamiento de las capacidades de pago de los individuos en una situación en la que las deudas superan por mucho los ingresos de los hogares. Sin entrar a teorizar mucho sobre el tema habría que entender que el sobre endeudamiento es la circunstancia en la que perdemos la capacidad de atender las obligaciones financieras, sin tener que reducir la calidad de vida por debajo de un mínimo aceptable o sin poder siquiera atender las necesidades básicas por atender los pagos de deuda de cada mes.
Para la especialista Roxana Víquez, el problema no solo es por las tasas de interés o por la falta (que por supuesto la hay) de educación financiera. Ella sostiene que el sobre endeudamiento es la consecuencia de estilos de vida. Es la consecuencia y no la causa de las penurias de muchas personas. Conversamos con ella de los pasivos afectivos, sociales y emocionales que nos llevan al sobre endeudamiento.