El catedrático de derecho de la Universidad de Costa Rica Mainor Enrique Salas Solís recibió una sanción inocua de 8 días de suspensión tras constarse en un proceso disciplinario que se extendió por varios meses que efectivamente había acosado a una estudiante de 20 años. Ese fue el caso constatado, pero las estudiantes que aseguran haber sido ultrajadas verbalmente por el profesor, se cuentan por cantidades.
De hecho las inclinaciones de acosador del catedrático se conocían en las aulas de Derecho desde décadas atrás. Y la pequeña sanción data del 2015. Pero el caso causó revuelo este miércoles cuando el Semanario Universidad destapó la suciedad que se acumulaba nada más y nada menos que en el recinto de formación académica de mayor nivel de los abogados y abogadas del país.
Claro, el acoso sexual, como ejercicio de poder, atraviesa la sociedad por todas partes. Y por supuesto, lo que sucede en la Facultad de Derecho pasa en muchas otras unidades académicas, en muchas universidades y en muchos ámbitos de nuestra convivencia. Es hora de plantarse frente a esas prácticas, antes normalizadas.
Lo cierto es que precisamente por eso, aunque el acosador es Salas, a quien le ha caído la tormenta es al Decano de la Facultad de Derecho Alfredo Chirino. Sus manifestaciones a Universidad fueron tan laxas respecto del caso, a punto de calificarlas de "leyenda" que hoy tiene encima una demanda colectiva del estudiantado para que renuncie a la decanatura y para ahondar su crisis, la Rectoría universitaria se desmarcó de sus declaraciones. "Las afirmaciones del Decano... no representan la posición de la Universidad. Los casos de acoso sexual no son trivialidades o rumores".
El "Yo también" llegó para quedarse. Pero a las instituciones y muchos en el ejercicio del poder aún les cuesta mucho trabajo entenderlo y actuar en consecuencia con el signo de los tiempos.
Conversamos con Alfredo Chirino Decano de Derecho de la Universidad de Costa Rica.
