Fotografía: El Comercio.
El hambre no conoce fronteras...
Las impactantes imágenes del éxodo de hondureños (bebes, niños y adultos mayores incluidos) intentando sobreponerse a las llagas en los pies, el hambre, el agotamiento y los obstáculos políticos, legales y naturales para cubrir tres mil kilómetros de camino hasta vencer la categórica negativa del Presidente Donald Trump y penetrar territorio estadounidense, constituye la aplastante evidencia del fracaso de nuestra Centroamérica.
Hoy son ellos en inmensa mayoría, pero en general los tres países del triángulo norte y Nicaragua también, expulsan desde siempre decenas de miles, hasta sumar millones de sus nacionales en busca de trabajo. Que no es otra cosa que la desesperada búsqueda de comida y techo digno.
Explicaciones políticas siempre habrá. Porque aunque los migrantes son indeseables, sí sirven para hacer política. Trump amenza con cortar las exiguas ayudas económicas que brinda Estados Unidos a Guatemala, Honduras y El Salvador . Y los Presidentes Jimmy Morales y Juan Orlando Hernández intentan lavarse la cara argumentando que este éxodo es motivado por quienes se aprovechan "de la desgracia del ser humano y de la buena fe de los estados". México es otro actor determinante en la jornada , además en una coyuntura política complicadísima a lo interno y frente a su difícil vecino. En el telón también cuentan las cruciales elecciones congresionales de medio período el mes entrante en Estados Unidos.
De este panorama conversamos con Eugenio Sosa, sociólogo de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras, José Guadalupe Ruelas de la organización de protección de la niñez hondureña Casa Alianza. También nos acompañará un joven hondureño que recibió refugio en nuestro país.