¿Recuerdan cuando circuló el rumor de que el Presidente de Guatemala había prohibido las procesiones en Semana Santa?
¿Escuchó usted cuando se dijo que la hermana del ahora Presidente Electo Carlos Alvarado, había obtenido un puesto y un sueldo millonario en un banco sin cumplir los requisitos?
Esos son solo dos ejemplos de cómo durante la más reciente campaña electoral se lanzaron rumores disfrazados como si fueran información veraz con el objetivo de dañar a uno u otro partido.
Esta corriente que ahora surge no sólo en las redes sociales como Facebook y Twitter sino que incluye también el WhatsApp no es un movimiento originado aquí, sino que viene de otros países como Francia o España.
Estados Unidos por supuesto no se queda atrás. Fue ahí donde se dio a conocer el Proyecto Laktha, que empleó a cientos de personas para que a través de las redes sociales y el activismo de base, desplegaran una intensa campaña de intoxicación política.
Las noticias falsas o los hechos alternativos se esparcen con enorme facilidad porque además reafirman los prejuicios de las personas y esto tiene un impacto directo en la democracia al afectar el acceso a la información que si es cierta.
Del concepto de desinformación, la manera de los medios intentan desmentir noticias falsas y la llamada posverdad conversamos este viernes 13 con la investigadora especializada en Gobernanza Democrática en América Latina, Tatiana Benavides y con el Editor Digital de la Sección #NoComaCuento de nacion.com, Gustavo Arias.