"En cuanto más se aleje el PLN de sus raíces socialdemócratas, menos apoyo popular tendrá". Así de clara es la sentencia del periodista, historiador y liberacionista de viejo cuño, Armando Vargas Araya, quien califica el resultado electoral del domingo pasado como "una rebelión de los excluidos...". Y ante eso, Liberación Nacional, en el abismo, como prácticamente todo el sistema de partidos políticos.
Después de participar en 17 procesos y alcanzar en 9 de ellos el gobierno, el PLN se topa de frente con la crisis más grave desde su fundación. El que fuera baluarte de la social democracia quedó por primera vez fuera de un cierre de elecciones, obteniendo menos votos que los alcanzados en la campaña pasada, cuando inéditamente llegó a abril agónico y sin aspirante.
Esta vez la agrupación que fundara en su día don Pepe Figueres perdió sus últimos bastiones: las provincias costeras, cuyos votantes (¿acaso más por desesperanza?) abrazaron la divisa religiosa evangélica de Fabricio Alvarado que le arrebató al PLN 26 cantones; 23 de ellos en la periferia.
Liberación Nacional, que abrazó desde sus inicios el impulso y el desarrollo del Estado con innegables conquistas sociales, comenzó desde hace un par de décadas a decaer en liderazgo y en propuestas novedosas para el electorado hasta encontrarse en la encrucijada actual en la que urge de una renovación total.
Debilitados y sin una figura que los aglutine, los liberacionistas tienen por delante una enorme tarea ante la Costa Rica del futuro, la que está a punto de cumplir 200 años de vida independiente y que ahora más que nunca requiere a sus líderes proponiendo soluciones.
De este reto conversamos con el periodista e historiador Armando Vargas Araya en nuestra #FrecuenciaElectoral. Los esperamos este miércoles a las 8 a.m. en #HablandoClaro