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¿Qué ha ocurrido desde que a inicios de julio, APM Terminals comunicó oficialmente que el inicio de operaciones de la nueva terminal de contenedores de Moín se atrasará un año, respecto de la fecha inicial prevista para enero 2018?
Mientras un contingente de 1.200 obreros trabajan en la edificación de la isla artificial de 40 hectáreas en la que se levantará la más grande obra de infraestructura portuaria de la historia de nuestro pequeño país, al parecer la noticia del retraso originado en problemas constructivos, ha hecho entrar en una especie de letargo a entidades que debían estar trabajando a todo vapor, aún a pesar de los imponderables a los que ahora APM hace frente y cuyo costo mayor no es la tan llevada y traída multa de poco menos de un millón de dólares, sino justamente el dinero que se dejará de percibir por no poder entrar en operación en el plazo previsto.
Por otra parte, hay crecientes rumores acerca de movimientos sindicales en proceso de articulación de esfuerzos para intentar formar una nueva divisa de lucha.
El movimiento pretendería tratar de obligar al gobierno a negociar con APM la contratación de los empleados de Japdeva que quedarán cesantes en los próximos meses.
Recordemos que el inicio de funciones de la megaterminal estima en 14 mil la generación de empleos indirectos durante los primeros tres años de operaciones y su obligado atraso generó entonces un problema en los esquemas de potenciales empleos. Y por cierto ¿cómo avanzan entonces los procesos de capacitación?
Nos ponemos al tanto del avance de los distintos componentes del proyecto de APM Terminals que nos urge, no solo porque por Limón sale y entra el 80% de la carga marítima del país, sino también por nuestro rezago de décadas en el Índice de Competitividad Global.
Del nuevo cronograma y las consecuencias alrededor de este atraso constructivo, conversamos con Kenneth Waugh, Director General de APM Terminals en Hablando Claro.