Por "apoyar a grupos terroristas y sectarios que perturban la estabilidad de la región". Con ese argumento, la poderosa Arabia Saudita activó hace un mes una crisis diplomática contra Qatar a la que se sumaron también Bahrein, los Emiratos Árabes Unidos, Yemen y Egipto.
El primer indicio fue la conculcación a la libertad de información, pues Arabia Saudita bloqueó varios medios de comunicación qataríes, incluyendo Al Jazeera, por la difusión de comentarios que supuestamente hizo el jeque Tamim Al Hamad Al Thani, emir de Qatar.
Según esta coalición, Al Thani, alabó a Irán como un "poder islámico" y criticó la política del presidente estadounidense Donald Trump hacia Teherán. En otras palabras, la cuestión iraní es el punto: trátase del programa nuclear y de la creciente influencia de Teherán en el reino, especialmente en Siria, Líbano y el vecino Yemen.
Mientras, en Mosul, al norte de Irak; los militantes del Estado Islámico destruyeron la Gran Mezquita de Al Nuri y su famoso alminar corcovado (una torre contigua que constituía una joya de arquitectura medieval que era el símbolo de su Califato). Todo con el objeto de impedir que pudiera difundirse la imagen simbólica de la derrota que hubiera sido la toma de la Gran Mezquita por parte del Ejército y la posibilidad de ver ondear la bandera iraquí. ¿Será este el fin del califato?
Para acercarnos a la comprensión de la situación actual de esta convulsa zona del mundo, conversamos con el Dr. Sergio Moya Mena, especialista en estudios de Medio Oriente en Hablando Claro.
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