Los fuertes vientos de inicio del “verano” no solo han traído bajas temperaturas, sino que nos han dejado advertencia de ráfagas respecto del comportamiento de la economía en los próximos meses, interna e internacionalmente.
Respecto del precio del dólar, suficientes las palabras del vicepresidente Stephen Brunner en la Cámara Nacional de Turismo cuando advirtió que ni de lejos volverá a 600 o 580, sino que, por el contrario, podría bajar hasta 490 en las próximas semanas. “Este tipo de cambio tan bajo no es pasajero… Si están perdiendo y quieren dejar de perder, tienen que parar la hemorragia, no va a cambiar”.
Y como es habitual, el Banco Central dio a conocer el Informe de Política Monetaria (IPM), proyectando una desaceleración de la economía para los próximos dos años, con un crecimiento promedio de la producción de 4% 2025-2026, inferior al (4,3%) de cierre del año pasado. No obstante, lo estimó adecuado, ante un entorno internacional de crecimientos moderados.
La meta de inflación se prevé en 3%, dejando ya los niveles negativos que venía mostrando. No se espera una baja en las tasas de interés y se mantendrá una política monetaria “prudente”.
Las condiciones del entorno regional son muy inciertas, pues la guerra arancelaria que sirve a múltiples fines de la Administración Trump también podría impactarnos.
Estamos por dilucidar las primeras peticiones para nuestro país y el Istmo con la visita del Secretario de Estado Marcos Rubio este martes, aunque ya se sabe que un objetivo sería obtener apoyo de Costa Rica para sacar a Nicaragua del Tratado de Libre Comercio con Centroamérica, República Dominicana y Estados Unidos; un tema muy sensible y de enormes repercusiones para nuestras exportaciones a la región.
Para entrelazar estos elementos conversamos con el economista, Gerardo Corrales.
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