A tres semanas de cumplirse el primer año (7 de octubre) de la matanza que provocó el grupo insurgente Hamás en Israel, hecho detonador de la guerra que se libra en el territorio palestino de Gaza, un hito histórico en la batalla cibernética cambió este martes y miércoles el estado de la tensísima situación en Oriente Próximo cuando los servicios de inteligencia israelíes (Mossad) habrían infiltrado los dispositivos de comunicación (beepers y walkie takies) del poderoso ejército de Hezbollah (principal aliado de Irán) en Líbano, haciendo virar por completo el escenario de la conflictividad en curso.
El recuento de las víctimas refiere en ambas jornadas un balance preliminar de 32 muertos y 3,450 heridos. Hezbollah prometió tomar represalias contra Israel, en tanto Beirut condenó el ataque como una agresión criminal.
El sofisticado operativo tuvo como blanco una extraordinaria cantidad de personas con cientos de pequeñas explosiones -todas al mismo tiempo- dondequiera que estuviera el portador del aparato de comunicación, causando un baño de sangre con múltiples mutilaciones.
De acuerdo con los expertos, se trataría de una operación planeada desde hacía meses y que habría sido llevada a cabo mediante la infiltración en la cadena de suministros, manipulando los dispositivos con placas metálicas que contenían explosivos, antes de llegar a su destino final en el Líbano.
En el contexto, en la Asamblea General de Naciones Unidas 142 países pidieron a Israel en una resolución no vinculante (y, por tanto, sin efecto) el fin de la ocupación de los territorios palestinos en 12 meses, mientras el Secretario de Estado de los Estados Unidos Antony Blinken nuevamente llegó a Egipto para seguir pugnando por un alto al fuego en Gaza, con ínfimas posibilidades de lograr el objetivo de evitar una escalada en la región y de hacerlo antes de las elecciones del 5 de noviembre en Estados Unidos y antes de que finalice el mandato de Joe Biden en enero.
Para hacer repaso de este álgido momento conversamos con dos costarricenses que están en Israel, Luis Alejandro Freer y Jovel Álvarez y analista internacional y profesor universitario, Bryan Acuña.
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