El panorama en Venezuela es desolador. Así, sin adornos retóricos.
Edmundo González Urrutia, ganador de las elecciones del 28 de julio, terminó saliendo hacia el exilio, gracias a una negociación entre los gobiernos de España y Venezuela.
No había otra alternativa. Porque de lo contrario, habría terminado en la cárcel por las absurdas acusaciones del régimen; algo por supuesto muy delicado para el gobierno de Nicolás Maduro, que ganaba más con quitarse de encima la brasa caliente que significaba tenerlo en el país.
Pero ahí, en la clandestinidad, queda María Corina Machado. Será cuestión de horas para que se le inventen unos cargos de delitos inexistentes; a ver si logran terminar de desarticular el liderazgo político más claro de la resistencia interna que ha tenido Venezuela.
Por ahora, hay más de 2.500 dirigentes presos, acusados de terrorismo o de cualquier cosa. Los movimientos de protesta social están paralizados por el temor.
La fuerza de la oposición comienza a mostrar síntomas de agotamiento. Mientras tanto, el régimen parapetado con el poder “cívico, militar, policial” seguirá aferrado al poder, desconociendo las presiones internacionales y sin importarle que el éxodo de venezolanos sin proyecto de vida, continúe y, acaso, se incremente.
Tanto Edmundo González como María Corina aseguran que la lucha para liberar a Venezuela continúa, pero sin duda la salida del presidente legítimamente electo, marca una nueva página y sobre ello conversamos con el historiador y ex embajador en Venezuela, Vladimir de la Cruz en Hablando Claro.
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