Como una verdadera "desgracia histórica". Así ha calificado Israel la inédita petición del fiscal de la Corte Penal Internacional (TPI) Karim Khan, de detener, junto con tres altos mandos de la organización terrorista Hamás, al Primer Ministro Benjamín Netanyahu y a su titular de Defensa, Yoav Gallant. Joe Biden, su primer aliado, la consideró como "una decisión escandalosa".
Lo cierto es que la guerra entre Israel y Hamás en territorio gazatí -que ya se encamina a su octavo mes sin visos de terminarse- se juega en todos los frentes y ahora, además del proceso en el Tribunal de Justicia de la ONU, el fiscal de la TPI ha puesto en la tesitura de una decisión sin precedentes a sus jueces, que tendrán que pronunciarse sobre el pedido. Si se aprobara, sería la primera vez que dos líderes de una nación democrática tendrían una orden de arresto.
Israel, como tampoco Estados Unidos y otras naciones de occidente y oriente, reconocen la jurisdicción de la Corte, pero el punto aquí no es esencialmente jurídico, claro. Es político, es mediático. Es interno e internacional. Provoca un giro de tuerca más en la tensión geopolítica, en un momento en el que, además, España, Irlanda y Noruega anuncian que la próxima semana, reconocerán a Palestina como Estado, algo que ya han hecho en el pasado 142 naciones y la Santa Sede, pero que visto en la coyuntura actual, también presiona a Israel, que reclama -una y otra vez- que no está recibiendo un trato equilibrado. Especialmente en el escenario mediático.
Es por eso que queremos conversar con Amin Majchel, Presidente del Centro Israelita Sionista de Costa Rica
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