Las preciadas medallas que colocaron a Costa Rica como líder mundial en generación de energía eléctrica con fuentes renovables, se nos están opacando.
Hoy la realidad nos muestra grietas importantes en el Instituto Costarricense de Electricidad (ICE), que enfrenta (y con la institución el país) los resultados de múltiples decisiones que nos muestran las complejidades de la matriz energética.
Para abril los embalses de Arenal, Cachí, Pirrís y Reventazón se encuentran por debajo de lo programado, lo que fue potenciado por los impactos de la fuerte sequía del fenómeno del Niño.
Para muestra un botón: 10 años atrás, en el 2014 Costa Rica logró disminuir a 1 % la generación de electricidad con el uso de combustibles, pero en el 2023, llegamos al 8 %.
A este cóctel se debe sumar la demanda de energía que va en un crecimiento proyectado para el 2024 en un 5 %, según dio a conocer la División de Operación y Control del Sistema Eléctrico.
Así, los escenarios que nos esperan, desde la perspectiva de innovación con fuentes modernas, nos están ganando la partida para poder garantizar una política pública acorde a los tiempos y nuevas tecnologías.
Para encender luces acerca de esta situación conversaremos con el ingeniero José Daniel Lara, doctor en energía y recursos naturales.
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