Costa Rica tiene de frente un desafío demográfico que nos advierte que la población del país no llegará a 6 millones de habitantes. Esto nos debe hacer replantear, desde ya, una serie de importantes decisiones de políticas públicas.
Esta situación se debe a dos posibles escenarios del futuro cercano: el primero es que de continuar la ultra baja fecundidad de 1,3 nacimientos por mujer (ya alcanzada entre los años 2021 y 2023), la población comenzará a decrecer en una década; el otro es que las mujeres están retrasando la maternidad a una edad promedio de 31 años, lo que implicará un inevitable decrecimiento, en 25 años.
Estos cálculos fueron presentados por el experto demógrafo Luis Rosero Bixby en el Simposio Tendencias de la Fecundidad en Costa Rica. La baja fecundidad es un indicador de desarrollo, ya que determina que las mujeres puedan estudiar, trabajar y tener autonomía, pero implica tomar decisiones con relación a cómo mejorar la calidad de la inversión y de los servicios públicos, al disminuir la cantidad de personas.
Uno de los mayores será el las pensiones, ya que con base en estos datos se considera que el sistema Invalidez, Vejez y Muerte (IVM) de la Caja Costarricense de Seguro Social entrará en estado crítico en el 2035, cuando tres personas en edad productiva tendrán que soportar un pensionado, mientras que en el 2075 habrá un trabajador activo por cada persona en edad de pensionarse.
Para seguir colocando este tema en la agenda de temas de interés conversamos con la Superintendente de Pensiones, Rocío Aguilar Montoya.
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