El cierre de la COP28, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático 2023, está enfrascado en la polémica y la consecuente postergación de acuerdos vitales para la humanidad.
Por supuesto que el lujoso esplendor de la sede en Dubai, Emiratos Árabes Unidos, no ha podido ocultar las fisuras que contiene el 'Balance Global', el paquete de decisiones que 200 países están llamados adoptar y que debe revisar los esfuerzos, avances, retrocesos y las decisiones no adoptadas en materia climática desde la firma del Acuerdo de París de diciembre de 2015.
El principal punto de desacuerdo es el paquete energético, ya que no hay una clara definición de qué deben hacer los países para rebajar las emisiones en un 43 % para el muy cercano 2030, lo que resulta trascendental para contener el peligroso calentamiento global y de esa manera no traspasar los 1.5 grados de temperatura en este siglo, lo que condiciona toda la vida en el planeta.
Dada las discusiones y la falta de determinación, la cumbre podría alargarse para conocer el documento final o se postergaría hasta la COP29 en Azerbaiyán.
La delegación de Costa Rica, compuesta por 27 personas, no tuvo mayor notoriedad y se devuelve sin el apoyo a la iniciativa de la “Alianza para ir Más Allá del Petróleo y el Gas Natural”, que impulsa desde el 2021 junto con Dinamarca y cuyo objetivo aspira a eliminar de manera gradual el uso de combustibles fósiles.
Para poner en perspectiva esta cumbre y sus impactos conversamos con Bernardo Aguilar, de la organización no gubernamental, Parlamento Cívico Ambiental.
Audio del programa