Conmemoramos este 7 de noviembre el Día de la Democracia Costarricense y lo hacemos en un contexto de enormes desafíos para los regímenes democráticos prácticamente del mundo entero, pero muy particularmente de nuestro continente.
En concreto, dos reportes globales puntualizan el estrés a la que ha sido sometida esta bicentenaria democracia en los últimos dos años. Son, además, una alerta que debe ser tomada muy en cuenta, para asumir las responsabilidades que nos competen en la defensa del bienestar colectivo.
El Latinobarómetro 2023 registró para nuestro país una caída de 11 puntos porcentuales de apoyo a la democracia, al pasar del 67 % en el año 2020 a un 56 % en 2023. Es una caída abrupta que nos colocó como una democracia en problemas.
Por otro lado, en el último informe de la organización mundial Reporteros sin Fronteras, Costa Rica cayó 15 peldaños en libertad de expresión, colocándonos en el puesto número 23 y señalando de manera puntual que hemos dejado de ser "el último bastión de la región". Y es que por primera vez en casi una década dejamos de estar en el top de los 10 primeros países del mundo en esta medición.
Pero, por supuesto, tenemos mucho que preservar. El estudio anual de IDEA Internacional nos ubica en términos positivos en el indicador de procesos electorales para escoger gobierno, aunque sí nos hace una alerta, dado que estamos en una región que presenta un fuerte declive de adhesión democrática, tanto por la crisis de inseguridad, como por la pérdida de derechos civiles.
Para poner en contexto los retos de nuestra democracia conversamos este martes con el periodista, exministro y ex embajador, Armando Vargas Araya.
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