Apenas seis años atrás, en octubre 2017, el movimiento #Metoo que inició en Estados Unidos como una protesta en redes sociales para denunciar el acoso y la agresión sexual, primero contra el productor de cine Harvey Weinstein y luego contra otros hombres poderosos, se extendió por el mundo entero. Fue un punto de inflexión en la lucha por la reivindicación de la dignidad de las mujeres.
Algo de similar impacto está pasando hoy en España. Emergió del fútbol en una fiesta de celebración a miles de kilómetros en Sidney, Australia, el domingo 20 de agosto, pero hoy tiene repercusiones mucho más allá de las fronteras ibéricas y más allá de las canchas.
El denominado caso Rubiales ha evidenciado, entre otras cosas, el comportamiento machista y de abuso de poder que prevalece en el muy cuestionado mundo financiero, político y cultural, futbolístico y de ahí que la ola de protestas y cuestionamientos ha cobrado tantísima relevancia.
Ese domingo, Luis Rubiales, presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), durante la celebración de la copa de su país en el mundial femenino, no satisfecho con hacer un bochornoso desplante primario de poder tomándose los genitales, besó sin consentimiento a la futbolista Jenni Hermoso. Ahí quedó opacada la fiesta y empezó la guerra. O más bien continuó. Porque cuando las jugadoras de fútbol salen a la cancha no solo lo hacen en busca del triunfo, lo hacen también para perseguir metas como la igualdad de sus muy dispares condiciones salariales y de garantías, respecto de los hombres.
Lo cierto es que hoy el caso ya escaló a la esfera penal. Rubiales se niega a dimitir, pero la FIFA lo suspendió por tres meses, mientras la Federación Española lo tiene separado a la espera de la decisión del Tribunal Administrativo del Deporte, al que el gobierno de Pedro Sánchez le ha solicitado expresamente la destitución después de un encendido discurso en el que gritó que no renunciaría y escupió que “el falso feminismo en España es una lacra”, con lo que obviamente cayó más bajo aún en su desprestigio.
Por ahora ya hay consecuencias: fue destituido el entrenador Jorge Vilda un incondicional de Rubiales y la selección española, será dirigida por primera vez por una mujer, Montsé Tomé, acaso preludiando una nueva era.
¿Cuánto puede cambiar para mejorar la condición de las mujeres en el fútbol y en la sociedad el caso Rubiales? Lo conversamos con la socióloga y experta en derechos de género, Montserrat Sagot.
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