Visto objetivamente y a la luz del sentido común, tanto como del criterio de expertos en nutrición y salud pública, es absolutamente innecesario y contra el interés del usuario final, tapar las etiquetas frontales de los alimentos importados que son altos en grasas, sodio y azúcares.
Tal conclusión fue avalada por el Consejo del Área de la Salud de la Universidad de Costa Rica esta semana y se contrapone a la determinación del Ministerio de Salud de eliminar esas etiquetas; lo que evidentemente ha instalado una controversia de peso.
Por un lado, la Ministra y Vicepresidenta Mary Munive justifica la decisión señalando que contraviene la normativa centroamericana que no establece parámetros que determinen cuando un componente se considera excesivo. Por otro, los especialistas aseguran que la información nutricional complementaria sí tiene asidero reglamentario y por lo demás, está establecida rigurosamente en el país de origen de los productos que nos llegan.
En el fondo de la cuestión, lo cierto es que una gran cantidad de productos alimenticios preenvasados se consumen con cantidades excesivas de componentes que -utilizados sin límites- potencian la obesidad, lo que también propicia hipertensión y diabetes, entre otros padecimientos crónicos.
Sobre esta controversia conversamos con la Dra. Rocío González Urrutia, Docente investigadora de la Escuela de Nutrición de la UCR.
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