El círculo que volvió a Fujimori.
Ya Perú padecía todas las secuelas del resto del mundo en su economía debido a la pandemia, la dislocación de las cadenas de suministro, la guerra en Ucrania y la inflación del año pasado. Pero ahora además enfrenta (y resiste) una espiral de confrontación política y violencia social sin visos de solución.
Ya van siete semanas desde que el aciago 7 de diciembre, el entonces presidente Pedro Castillo, emulando al todopoderoso de los años 90, Alberto Fujimori, declara la disolución del Congreso y un gobierno de excepción.
Fue cuestión de horas y los acontecimientos se precipitaron. Castillo no tuvo apoyo del ejército, fue depuesto y encarcelado. En su lugar asumió el cargo su hasta entonces Vicepresidenta Dina Boluarte, quien había dicho que si Castillo caía se iría con él. Ese es parte ahora del reclamo que le hacen los seguidores del destronado maestro y dirigente sindical de enorme sombrero y muy escasas luces, que llegó a ser mandatario unos tortuosos meses.
Aquello desde entonces se ha convertido en una conflagración in crescendo. Hoy se habla de Perú como una nación parcialmente paralizada. ¿Se imaginan un país que es 25 veces más grande que Costa Rica y con una población de 34 millones de habitantes, parcialmente estancado?
Los muertos de las protestas son al menos 54. Se acusa al aparato represivo de criminalizar las protestas bajo acusaciones de supuesto terrorismo; una palabra que es parte de la historia misma que cuenta este maravilloso pero sufrido país andino.
Por su parte, los manifestantes no ceden e insisten en la salida de Boluarte, la disolución del Congreso y la convocatoria a elecciones anticipadísimas.
¿Cómo enfrentar el multimillonario costo en todos los ámbitos de este caos instalado? ¿Cuáles pueden ser las posibles claves de salida de esta aguda crisis? Le damos una mirada al conflicto peruano con la voz autorizada de Luis Santiago Giacoma, Catedrático en Derecho Internacional y Director de Análisis Político del Instituto de Estudios Estratégicos de Perú. Además, especialista en temas de seguridad nacional.
Ya Perú padecía todas las secuelas del resto del mundo en su economía debido a la pandemia, la dislocación de las cadenas de suministro, la guerra en Ucrania y la inflación del año pasado. Pero ahora además enfrenta (y resiste) una espiral de confrontación política y violencia social sin visos de solución.
Ya van siete semanas desde que el aciago 7 de diciembre, el entonces presidente Pedro Castillo, emulando al todopoderoso de los años 90, Alberto Fujimori, declara la disolución del Congreso y un gobierno de excepción.
Fue cuestión de horas y los acontecimientos se precipitaron. Castillo no tuvo apoyo del ejército, fue depuesto y encarcelado. En su lugar asumió el cargo su hasta entonces Vicepresidenta Dina Boluarte, quien había dicho que si Castillo caía se iría con él. Ese es parte ahora del reclamo que le hacen los seguidores del destronado maestro y dirigente sindical de enorme sombrero y muy escasas luces, que llegó a ser mandatario unos tortuosos meses.
Aquello desde entonces se ha convertido en una conflagración in crescendo. Hoy se habla de Perú como una nación parcialmente paralizada. ¿Se imaginan un país que es 25 veces más grande que Costa Rica y con una población de 34 millones de habitantes, parcialmente estancado?
Los muertos de las protestas son al menos 54. Se acusa al aparato represivo de criminalizar las protestas bajo acusaciones de supuesto terrorismo; una palabra que es parte de la historia misma que cuenta este maravilloso pero sufrido país andino.
Por su parte, los manifestantes no ceden e insisten en la salida de Boluarte, la disolución del Congreso y la convocatoria a elecciones anticipadísimas.
¿Cómo enfrentar el multimillonario costo en todos los ámbitos de este caos instalado? ¿Cuáles pueden ser las posibles claves de salida de esta aguda crisis? Le damos una mirada al conflicto peruano con la voz autorizada de Luis Santiago Giacoma, Catedrático en Derecho Internacional y Director de Análisis Político del Instituto de Estudios Estratégicos de Perú. Además, especialista en temas de seguridad nacional.