Con patrones culturales muy acentuados que por supuesto, no ayudan a reducir, reciclar y reutilizar los desechos que generamos, enfrentamos problemas de contaminación que ponen en entredicho nuestra marca país, como paraíso de biodiversidad.
Para sólo citar un caso puntual, se calcula que cada año se queman, entierran o simplemente "desaparecen" nada más y nada menos que 200 toneladas de envases plásticos con residuos de plaguicidas que los agricultores no disponen correctamente. Envases que tardaran 500 años en degradarse. Leyes sobran.
La más reciente, la Ley de Gestión Integral de Residuos Sólidos, al igual que otras anteriores como la de aguas, de suelos y de biodiversidad, señalan claramente la obligación de disponer correctamente de los envases plásticos ya usados, entregándolos de vuelta a los agroservicios donde los adquieren. Pero una cosa es lo que dicen las normas y otra muy distinta es su cumplimiento.
¿Hay alternativas para empujar un cambio de conducta en las prácticas agrícolas?
De esta problemática ajena al escrutinio público y de las acciones correctivas que deberíamos adoptar para disponer correctamente de los envases plásticos de los plaguicidas, trata el reportaje del estudiante Oscar Cordero, que presentamos como parte del proyecto periodístico Punto y Aparte, que copatrocina Hablando Claro. Y como complemento de esta investigación conversamos hoy con el Ministro de Agricultura Luis Felipe Arauz y con el Director de la Fundación Limpiemos Nuestros Campos, Luis Matarrita.
Hoy en Hablando Claro.
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