Se pensó hace algunos años que uno de los caminos para depurar la acción política era la descentralización y, por tanto, el empoderamiento de gobiernos locales en este país tradicionalmente centralista.
Seguro que ese camino es viable aún, pero los resultados hasta ahora no son ni de lejos satisfactorios. Ahora hay gobernantes locales enfrentando exactamente los mismos problemas que a otra escala experimenta el gobierno nacional. Imposible obviar lo de la corrupción.
Dirigentes territoriales, aunque no todos por supuesto, han demostrado que el frío no estaba en las cobijas necesariamente. El último incidente es el del alcalde del pobre cantón de Corredores, Carlos Viales, capturado por el presunto desvío de fondos públicos en favor de un sospechoso de narcotráfico. Así de grosero cómo se lee.
El problema lo tiene el régimen municipal y el partido Liberación Nacional como dominante en estos cargos, pero también lo tenemos todos en cuanto es ineludible la importancia de los gobiernos locales, más allá del tipo de dirigentes que escogemos.
Por eso el proyecto para limitar la reelección de alcaldes, entre otras propuestas que se discuten al calor de las noticias, menos mal.
Los enfoques varían incluso entre quienes han promovido la descentralización por años, como el abogado Juan José Echeverría, ex presidente del Instituto de fomento y asesoría municipal (IFAM), quien nos acompaña en nuestro Hablando Claro.