En el otoño del 2001 -obviamente tras los atentados de las Torres Gemelas- la misión de Estados Unidos en Afganistán era clara y precisa; encontrar y matar a Osama Bin Laden. Pero cuando escapó, la misión se tornó confusa e imposible: reconstruir la sociedad afgana y transformar el país.
Entonces, Estados Unidos permaneció 20 años en Afganistán “porque Bush y sus sucesores se vieron atrapados en una espiral de responder a los fracasos del pasado redoblando los esfuerzos”. Quien lo afirma es David Frum, un comentarista político canadiense-estadounidense, otrora redactor de discursos de George W. Bush en 2001 y 2002.
De acuerdo con Frum, si Estados Unidos hubiera cumplido su cometido de acabar entonces con Bin Laden, hubiera abandonado ese país casi de inmediato. Pero evidentemente no fue así. Hoy se suceden las complejas operaciones de evacuación de estadounidenses, de aliados y de colaboradores afganos que salen del país a distintos puntos de Europa y de allí, no todos pero si muchos de ellos, hacia los Estados Unidos en una operación continua que pretende remediar en algo la caótica situación ocasionada con la salida de las tropas del territorio afgano, la desbandada del gobierno que huyó sin dar la pelea y la consecuente fácil toma de los talibanes que todo el mundo observó en tiempo real este trágico mes que quedará marcado en la historia.
Por eso, aun cuando se trata de un problema de geopolítica de importante calado, en criterio del ex embajador de Costa Rica ante Naciones Unidas, Eduardo Ulibarri, la verdadera tragedia es la indefensión del pueblo, porque “dada la naturaleza radicalmente sectaria del talibán… Sólo cabe esperar lo peor para los afganos”.
En Hablando Claro conversamos con el periodista Eduardo Ulibarri Bilbao.