En los últimos cinco años, dada la vulnerabilidad del empleo, las personas han estado expuestas a más demandas de apoyo económico a familiares y amigos; unas veces por problemas de salud, otras por falta de ingresos y algunas veces también por malas decisiones de manejo presupuestario. Por supuesto, en el 2020 hay que añadir el fuerte impacto económico derivado de la crisis sanitaria.
Lo cierto es que de acuerdo con un estudio profundo de la Oficina del Consumidor Financiero, prácticamente uno de cada tres adultos se sintió agobiado por sus deudas el año pasado. Esos niveles de sobregiro comprometen especialmente a quienes tienen ingresos más bajos aunque se presentan en todos los estamentos; tanto que para el 20% de las personas, ¡los pagos por deudas llegan a representar casi el 63% del total de sus ingresos! Imaginen, lo que significa que de cada 100,000 colones que usted obtenga 63,000 estén de previo comprometidos, y tenga únicamente 37,000 para llenar todas sus necesidades básicas.
En esta circunstancia de congoja extrema especialmente las mujeres, las personas sin trabajo remunerado, del sector privado, de bajos ingresos y residentes fuera del Gran Área Metropolitana, son quienes llevan la peor parte.
En síntesis el 77,4% de los habitantes tenía deudas en el 2019 y ese alto porcentaje apenas disminuyó un año más tarde. ¿Qué tipo de deudas ahogan a los ciudadanos? Y más importante aún ¿cómo salir de un atolladero que llega a implicar tensión, problemas de convivencia cotidiana, enfermedad y hasta suicidio en casos extremos? En Hablando Claro profundizamos sobre este tópico sensible con el economista Danilo Montero, Director de la Oficina del Consumidor Financiero.