Un estudio reciente de la prestigiosa Revista Science sostiene que la biodiversidad de la tierra ha caído por debajo de los niveles de seguridad, lo cual es muy serio porque significa que la acción del ser humano está superando los límites críticos a punto de poner en peligro la sostenibilidad y su propia subsistencia.
Nos cuesta entender esto porque los cambios ocurren lentamente, pero los efectos prácticos son muchos a mediano y largo plazo. Los especialistas refieren esto a menor pesca, menor capacidad de producción de oxígeno, menor capacidad de los ecosistemas de depurar el aire y el agua, menor disposición de alimentos, mayor contaminación, extinción de especies y aparición de enfermedades, entre otras calamidades.
Esa realidad impone mucha cautela a la hora de tomar decisiones en cada país. Por ejemplo, en Costa Rica, los ambientalistas Alvaro Sagot y Allan Astorga acaban de interponer una acción de inconstitucionalidad contra el Decreto Ejecutivo que pretende intervenir los humedales para desarrollar carreteras (también hay un proyecto de ley que permitiría extraer recursos naturales de parques nacionales) pues sostienen que ello atenta contra lo poco que va quedando de territorio ecológicamente sano.
En otras palabras, iniciativas que parecen beneficiosas para el desarrollo más bien podrían terminar afectando severamente a las futuras generaciones.
Sobre este tema estratégico de calidad de vida conversamos con el geólogo ambiental Allan Astorga, en Hablando Claro.
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