El intenso aguacero vespertino sobre el Valle Central aplacó cenizas, lavando carros, garajes, pastizales y ciudades.
Pero no logró que amainara la lluvia de entrevistas, comentarios, críticas y reacciones en torno al ya célebre episodio del retiro del Presidente Solís y el Canciller González del pleno de Naciones Unidas el martes pasado.
¿Y cuál exactamente fue la señal que se pretendió enviar al gobierno carioca del Presidente Michel Temer?
De acuerdo con el propio mandatario costarricense, lo actuado fue simplemente un "llamado de atención de un país soberano sobre un proceso, no es más que eso, es una preocupación que nos pareció importante afirmar".
Pero hay matices, uno de ellos de Luis Emilio Jiménez, jefe de gabinete del Presidente, quien aseguró queel gesto fue "un rechazo del proceso oscuro que culminó con la destitución de Dilma Rousseff".
Y como si lo anterior no fuera suficiente, el periodista brasileño costarricense Gilberto Lopes levantó el "off the record" de una conversación privada que sostuvo la noche del jueves primero de setiembre con el Mandatario, quien le habría asegurado que "fue golpe" (de estado, lo sucedido en Brasil), pero que que no podía hacer nada al respecto, porque la única vía posible era "romper relaciones".
Extraño, sobre todo porque el mismo don Luis Guillermo Solís aseguró en una entrevista dada a la Agencia de Noticias EFE, que lo sucedido en Naciones Unidas, "parece que no da para una ruptura o deterioro de relaciones".
Para , nuevamente, intentar comprender lo sucedido conversamos este jueves 22 de setiembre con el experto en Derecho Internacional Jaime Ordoñez y el Ministro de Comunicación Mauricio Herrera Ulloa en Hablando Claro.
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