Si uno apunta a la reciente caída de Patricia Vega, ahora ex jerarca del Patronato Nacional de la Infancia, como la causante de los males de la institución, cae en el garrafal error de poner el dedo acusador en el árbol y perderse todo el bosque. La situación del PANI es crítica. Lo es desde hace años y no se resuelve ni de lejos con una nueva cabeza.
La institución constitucionalmente encargada de “la protección del niño y la madre” da tumbos, pese a que tiene los recursos económicos que no tuvo en el pasado. Un pasado que no se remonta a unos meses atrás. En octubre de 2019 ante una comisión de la Asamblea Legislativa, la auditora de la institución Auxiliadora Chaves, afirmó que el PANI falla en todas las etapas de atención de las denuncias de maltrato o situación de riesgo. “Hay problemas en cada etapa del proceso de atención por incapacidad de los funcionarios, desde tomar correctamente las direcciones del sitio de la emergencia hasta cumplir con los plazos fijados para actuar en situaciones de peligro inminente”.
Por supuesto, es cierto que no es únicamente una institución del estado la que podrá evitar que en un círculo de creciente violencia social los niños sean vulnerados, agredidos y hasta asesinados. Nadie pretende eso. De lo que hablamos es de las enormes falencias que venimos constatando cuando tras la muerte trágica de un inocente corroboramos que el PANI había sido alertado y sus funcionarios no hicieron nada. Pero esa es solo una parte de la crítica situación del Patronato.
¿Será que los niños desvalidos de las denuncias (o incluso los institucionalizados) se volvieron meros expedientes? ¿Qué pasa con los funcionarios que gremialmente defienden sus parcelas pero son incapaces de proponer soluciones, de apuntarse a dar un golpe de timón en una institución que naufraga? ¿Qué hace la Junta Directiva de la institución? ¿Requiere el PANI una intervención profunda con ingenieros, informáticos y especialistas en gerenciamiento para una entidad en bancarrota procedimental?
En Hablando Claro conversamos sobre la crisis del Patronato Nacional de la Infancia con dos actoras que conocen bien esa entidad. Rosalía Gil Pacheco y Yalena de la Cruz. Ex presidenta ejecutiva y ex directiva, respectivamente.