Su nombre era Eva. Simbólico y poderoso. Hoy su vida, pero tristemente más su muerte, nos golpea la cara para dimensionar –una vez más- la pesada cruz del poder que deben cargar aún muchas mujeres por el solo hecho de ser mujeres. Una cruz de dominación que se apropia de sus vidas y de las vidas de sus hijos e hijas.
Como ya todo el mundo sabe, Eva tenía apenas 19 años y estaba convencida de que el mundo podía ser un mejor lugar para todos y todas. Su ex pareja, el padre de su hijo, acabo con ella. Lo increíble es que frente a la indignación que el caso ha provocado, también se han hecho sentir voces y argumentos que intentan rechazar torpemente, que estemos en presencia de otro femicidio. El onceavo de este año.
En este tema no hay alternativa. No hay modo de “emparejar” la cancha intentando un disimulo respecto del pesado fardo de la violencia machista. Y no vamos a ganar la lucha por la dignificación de las mujeres y su derecho a ser verdaderamente libres si no aceptamos que es el poder y la dominación lo que motiva la irracional conducta de la violencia de género. Con Patricia Mora, Ministra de la Condición de la Mujer, abordamos nuestro Hablando Claro.