Estamos viviendo un momento inédito en nuestra interacción social. En el mundo y por supuesto, también en Costa Rica.
No se trata únicamente de que tenemos impedimentos de variada índole para entendernos y encontrarnos en desafíos y soluciones comunes, sino que abiertamente estamos ante un "estado de situación" que potencia en nosotros temores de toda naturaleza que nos llevan a confrontarnos de maneras inauditas.
El mundo se nos tornó en una inmensa Torre de Babel. Por un lado las noticias falsas, con sus montajes de todo tipo. Por otro, aquellos líderes mundiales (sí, como Donald Trump) que elaboran teorías conspirativas de hechos que no siendo noticias falsas se denuncian como tales para evitar los cuestionamientos a sus erradas decisiones de política pública y atropellos contra el ejercicio de la prensa independiente. Y sí claro, también vivimos una explosión de voces en las redes sociales que alientan odios, prejuicios y rechazos.
Todo a modo de un poderoso cóctel venenoso para la democracia y los valores liberales sobre los cuales aprendimos a ordenar nuestra convivencia.
Por eso hay muchas personas que piensan que esto de noticias falsas y mentiras reales es uno de los problemas más serios del momento por sus incalculables consecuencias.
¿Es así? ¿Cómo entender el momento? Y más importante aún, ¿cómo aprender a leer los acontecimientos y deslindar verdades de falsedades?