Que el Presidente de la República y su gabinete deban hacer malabares todos los días en las cuerdas flojas de la construcción de acuerdos políticos para mantener a flote la reforma fiscal, no es una novedad. Que eso sea cada vez más evidente, tampoco.
En el ojo del huracán el Ministro de Educación parece haberse convertido en un blanco favorito. Lo que diga, lo que no diga, la forma de decirlo y hasta lo que hicieron sus antecesores... Todo le pasa factura.
Ahora se valora un nuevo intento por llevarlo a comparecer al pleno legislativo. Plenario en el que no hay humo blanco respecto de la silla vacía de la Defensoría de los Habitantes, sino por el contrario, gran controversia respecto de esa elección.
Tampoco hay mucho convencimiento sobre las metodologías a utilizar para las numerosas designaciones pendientes de Magistrados de la Corte Suprema de Justicia; aunque queda claro que los diputados desean dejarse para sí un gran margen de discrecionalidad: el 40% de la calificación sería subjetivo.